ÁREA/ASIGNATURA:
CIENCIAS
SOCIALES, ECONOMÍA -- GRADO UNDÉCIMO
DURACIÓN: CUATRO HORAS
COMPETENCIAS
PARA DESARROLLAR: Interpretación,
Análisis, pensamiento reflexivo y sistémico,
APRENDIZAJES
ESPERADOS: Identificar
LOS PRINCIPALES CONFLICTOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES
ÁMBITOS
CONCEPTUALES: Historia,
contextos culturales, espacio geográfica, conflictos internacionales
MATODOLOGÍA:
Se asigna
un texto guía y diferentes actividades de análisis, pensamiento crítico.
RECURSOS. TEXTO GUÍA
BIBLIOGRAFÍA Los cuestionamientos a la concepción
de las ciencias sociales tradicionales. Mary Luz Alzate Zuluaga1
ACTIVIDADES
A DESARROLLAR:
Los
cuestionamientos a la concepción de las ciencias sociales tradicionales. Mary
Luz Alzate Zuluaga1
El debate generado a raíz de la crisis
en la construcción de conocimiento en las ciencias sociales, se ha planteado
con cuestionamientos sobre la veracidad del conocimiento construido (Feyerabend
y De Rivera, 2008), la forma como se ha venido creando ciencia y la relación
entre el investigador –creador o autor- y lo investigado –objeto de
conocimiento o realidad interpretada- (Geertz, 1992) y las implicaciones
éticas, políticas y filosóficas de la tarea llevada a cabo (Wallerstein, 1996).
La crisis ha significado para los científicos sociales más escépticos,
el derrumbamiento de los modelos de cientificidad que positivizaban el mundo de
las acciones humanas, determinándolo en una serie de leyes generales, mecánicas
y objetivas, girando el análisis y la tarea científica hacia los postulados hermenéuticos
que plantean la intencionalidad, la indeterminación y la particularidad como
inherente a los estudios sociales (Cruz, 1995). Para otros científicos un poco
más pragmáticos esta crisis no implica el derrumbe total de la ciencia
tradicional, más bien, ha significado la urgencia de replantear algunos de sus
postulados intentando mediar entre la positivización de las acciones humanas y
la proliferación de diversas interpretaciones de la realidad que
la hagan mucho más inteligible. La adopción teórica por alguno de estos dos
planteamientos nos remite a las dos tradiciones teleológicas y filosóficas de
las ciencias, históricamente opuestas y en controversia, la causal racionalista
y la hermenéutica comprensiva, a su vez, la existencia de estos dos
modelos o matrices de acercamiento a la realidad encierra el enfrentamiento por
la caracterización y explicación de los sucesos sociales y políticos, ya sea
por un modo causal y explicativo o por uno interpretativo y comprensivo. En el
estudio hermenéutico interpretativo de las ciencias se introducen los análisis
de las intenciones, las motivaciones y las visiones particularidades de la
realidad, y se parte del carácter indeterminado e inconmensurable del
mundo social (Hintikka et al, 1980), en contraposición al estudio causal o
explicativo, el cual no acepta las prenociones/intencionalidades, y parte de
inferencias lógicas y deductivas en la búsqueda de leyes hipotéticas
generales sobre el funcionamiento de la realidad (Chalmers, 1984; Wright,
1987). De otro lado, la dinámica vivida entre los intelectuales de las
corrientes teóricas en la investigación histórica se mueve entre el interés por
reconstruir o explicar el pasado y aquella interesada en interpretarlo
siguiendo su desarrollo filosófico y cultural presente. Dentro del modelo
hermenéutico, se tiene en cuenta siguiendo a Hayden White, “la clasificación en
la teoría histórica, de la hermenéutica sistemática del siglo XIX –de tipo
comtiano, hegeliano, marxista, etc.- interesada por explicar el pasado; la
hermenéutica filológica clásica, por reconstruirlo; y la hermenéutica
post-saussuriana moderna, generalmente regada de unas buenas dosis de
Nietzsche, por interpretarlo” (1992: 197). Sin entrar en los problemas propios
de cada una de las disciplinas sociales, tales como la historia que propone
White, lo cierto es que las discusiones surgidas en cada ámbito disciplinar
durante estas décadas no se circunscribe exclusivamente al campo disciplinar
que la suscita. De este modo, en la cita anterior se plantean las implicaciones
de abordar análisis micro o macro de los eventos y las culturas, contrastando
con ello la verificación empírica de los estudios de casos con la abstracción
teórica de las estructuras a gran escala. Para el caso de las Ciencias
Políticas es la discusión por los estudios empíricos versus los estudios de
teoría política normativa. Y que nos recuerda el debate por la postura
incrementalista de Lindblom (2000) con su idea de las políticas públicas como
la “ciencia de salir del paso” buscando con ello resolver los problemas
públicos de modo gradual, esto es, atendiendo los aspectos micro del sistema
político, versus 118 La discusión en ciencias sociales sobre la crisis en la
construcción el conocimiento: matices y perspectivas futuras los estudiosos que
plantean las respuestas maximalistas o que planteen respuesta a los
grandes problemas sociales, es decir las soluciones de gran escala (Pallares,
1988). La discusión ineludible en este punto ha girado en torno a la
realización de análisis de casos para otorgar base empírica a las
generalizaciones teóricas, teniendo en cuenta en estos micro-eventos, teorías
como la de la falseabilidad de Popper (1983), o la “descripción densa” de
Geertz (1992), contra la tradición de ubicar toda la realidad en unos marcos
teóricos amplios, como las teorías explicativas generales con pretensiones de
universalidad. De este modo, la postura por los análisis micro, con
posibilidades de que el investigador pueda recabar evidencia empírica y
contrastable en contraposición por la mirada amplia y general de las
situaciones humanas, nos remite al planteamiento del estudio de lo singular,
localizado y procedimental, pero si seguimos la ruta del discurso radicalizado
de sus detractores, esta postura ha sido traducida a la opción por la
relativización de los estudios, en un sentido de “todo vale” metodológico, tal
como lo sustenta Feyerabend (1998), lugar en el cual, al reinar los estudios
particulares, reina también la especulación y la “sub interpretación” de
la realidad. Para ilustrar el sentido práctico que ha tenido este debate en
ciencias sociales desde los años sesenta hasta hoy entre el paradigma
explicativo o el interpretativo, ejemplificaré con el caso que propuso a
comienzos de los años noventa Jurij Lotman (1990), al explicar los mecanismos
que regulan el comportamiento colectivo desde el punto de vista psicológico a
través de nociones como el miedo y la vergüenza, ubicándolas hipotéticamente en
etapas. Otro autor, Todorov (1993) establece metodológicamente dos relaciones
fundamentales en la teoría interpretativa que ayudan a saldar la discusión
sobre cientificidad y especulación en ciencias sociales, referido a los
estudios de teoría política. La primera es la relación dicotómica entre ficción
y realidad -ficción/historia, o texto/ mundo-, y la segunda es la relación
texto y enunciante -creador, autor-. Todorov propone para la primera relación,
dos distinciones sobre las nociones de verdad; verdad adecuación, la cual
pretende el conocimiento de los hechos exclusivamente y va mucho más acorde con
el oficio del historiador, y la verdad revelación, que pretende revelar la
naturaleza de un fenómeno y no establecer hechos, y está mucho más acorde con
el novelista o literato. Frente a la relación texto y enunciante, el autor
distingue entre textos asertivos: atribuidos directamente al autor, de
naturaleza científica y propicio a las verdades de adecuación, y no asertivos:
que están mediados por la presencia de un autor imaginario o personaje creado a
su vez por un autor empírico, de naturaleza literaria y propicio a las verdades
revelación. Para Todorov las dos verdades son indispensables, la interpretación
tiene su valor es, en el manejo dual de estas verdades, su verosimilitud. La
forma como el autor salda tal discusión es que una vez se ha reconocido como
adecuada, vaya acompañada de la suficiente coherencia, así su punto de partida
haya sido la constatación de la incoherencia de otro texto. Esta resulta ser
una postura necesaria a la hora de abordar textos a los que se le han
adjudicado cualidades indiscutibles, sin embargo, se debe evaluar si sólo basta
con que sean distinguibles estas dos verdades para la interpretación de los
textos, pues puede darse el caso que metodológicamente ambas verdades se
funden, el mismo Todorov afirma que los viajeros observan el mundo desconocido
proyectando sus propios prejuicios y fantasmas, ¿qué papel le deja este autor
al contexto? Tenemos problemáticas singulares que se escapan a las posibles
lupas dicotómicas de explicación del comportamiento social, reconociendo así la
emergencia de nuevas realidades que se presentan a veces en forma de choque
cultural o contracultura: como los movimientos radicales ecologistas,
naturalistas y en menor medida los llamados “neo-arcaístas”, y en este tipo
también entrarían el movimiento “anti-globalización”, o bien, como forma de
realidades híbridas y yuxtapuestas; es decir, diversidad de cosmogonías
compartiendo un mismo escenario, economías con tecnología de punta en
competencia con pequeñas economías y que operan incluso de forma manual.
Así pues, los conceptos pueden
ayudarnos a entender una realidad dada siempre que tengamos en cuenta nuestras
limitaciones al intentar abordar un fenómeno pasado en su totalidad, lo único
que podemos lograr es una interpretación más o menos plausible sirviéndonos del
contexto histórico y cultural y no individual. Entre estas posturas se plantea
la necesidad de saber interpretar desde la experiencia, comprender las claves
simbólicas que nos acerquen a los hechos, el método de su desciframiento, que
nos compruebe las hipótesis y nos elimine los juicios especulativos. Así
también, el reconocimiento de la mirada parcial, la imposibilidad de abarcar la
realidad, para evitar caer en las explicaciones totalizadoras y que nos pueden
alejar del reto del abordaje de lo “real”. Este reconocimiento requiere, a su
vez, nuevas formas de abordaje y explicación teórica de la sociedad, que lejos
de hacerlo desde una sola postura de cientificidad “positiva”, lo haga desde la
ciencia como un discurso más entre los múltiples discursos existentes. Es por
esta concepción que vemos al investigador como alguien que tiene que persuadir
con su discurso. Lo que lo diferencia de otros discursos políticos, religiosos,
míticos, es su relación con la experiencia y su actitud crítica,
problematizadora e intencional de hacer más inteligible la realidad. Más allá
de lo válida que puede ser esta preocupación, lo que evidencia este argumento
es la pervivencia de un pensamiento único y la noción de lo real como
predecible y determinado. Con relación a esta cuestión, se da el aporte de
teóricos que contraponen la incertidumbre, como un principio que reconoce la
imposibilidad que tenemos del conocimiento total de la realidad por una sola
vía explicativa racionalista frente a las pretensiones de universalidad y
predicción que ha tenido la ciencia en su desarrollo histórico. Los procesos y
abordajes de comprensión y explicación que han sido excluyentes en las
ciencias, se postulan ahora, con un carácter complementario y diferenciado al
mismo tiempo. Las teorías antes dicotómicas se presentan necesarias e
ineludibles en el análisis de las relaciones políticas, de los hechos
históricos, de las acciones sociales y las realidades culturales. Es en
síntesis, la aceptación e interlocución con otros discursos, como forma de
acercamiento a la realidad in-abarcante, la ciencia vista como un discurso más
entre los múltiples discursos. La racionalidad moderna occidental, como una
interpretación frente a las interpretaciones singulares y no hegemónicas; todas
contrapuestas y superpuestas a la vez (Latour, 2012). El otro debate que cruza
el problema central del que partimos, la crisis en la construcción del
conocimiento social, es la cuestión filosófica referida a la subjetividad y a
la objetividad en ciencias sociales y humanas, es decir, el papel que ahora
juega el científico en la lectura que éste realiza de la realidad y su lugar en
ella, la pertinencia y existencia o no, de los juicios de hecho y los juicios
de valor en los estudios sobre las acciones humanas. Sobre esta discusión se
han pronunciado de forma variada los investigadores, resaltando, desde la
postura clásica de Max Weber (2003) quien plantea la inseparabilidad de los
juicios de valor en las ciencias sociales, pero allí mismo, la necesidad
crítica que tiene el investigador, de reconocer dentro del estudio, donde
comienzan los juicios de hecho y donde los juicios de valor. Esta postura
ofrece una crítica realizada por Strauss (Citado en Todorov, 1993), la cual
plantea que Weber al hacer la precisión de la necesaria identificación entre
cuáles son los juicios de hecho y cuáles los juicios de valor, corre el riesgo
de llevarnos de nuevo a la mirada objetivizadora del conocimiento social, ya
que sería como plantear, que el investigador puede intercambiar dos ropajes
cuando lo desee, un primer ropaje, con el cual identifica los hechos y un
segundo ropaje, de sus valores y características culturales desde los cuales
observa esos hechos. Después del recorrido realizado por T. Todorov en “Las
morales de la historia” (1993), sobre la larga relación que se ha entablado
históricamente de amor/odio entre la ciencia y la ideología -juicios de valor,
moral, religión, política- y ante el eventual triunfalismo por los últimos
avances científicos en el campo de la genética y la sicología experimental, nos
remite a la pregunta sobre si ¿la ciencia ha cesado solamente de ser dominada,
o además se ha vuelto dominante? El autor indaga por los peligros de las
carreras emprendidas por las ciencias con sus actuales posibilidades técnicas,
cuestionando teorías como las de Renan que abogan por la perfección del
universo (y de la condición humana en él) con nefastos ejemplos como el totalitarismo
nazi. Sin embargo, Todorov (1993) no cree que la ética deba depender de los
resultados de la ciencia, esencialmente por dos asuntos. De un lado, ningún
precepto ético deriva automáticamente de los enunciados científicos cualquiera
que sean, y de otro lado, tales enunciados científicos tienen que operar más
como hipótesis con posibilidad de falseamiento que como verdades indiscutibles.
Con todo y el riesgo de esta crítica, el aporte de Weber sigue siendo valioso
para el proceso de construcción de conocimiento, en la medida en que significa
un reto para el estudio de las acciones humanas permanecer en confrontación
constante con la mar de intencionalidades, ambivalencias y lucha de contrarios
existentes alrededor de los asuntos sociales. Esta mirada necesariamente aboga
más por la visión intersubjetiva en ciencias sociales, mantiene la
tensión entre la subjetivación de lo objetivo y la objetivación de lo
subjetivo. En un periodo más reciente, la discusión se centró en la capacidad
real de alcanzar un conocimiento objetivo, frente a lo cual es destacable la
defensa que realizó a mediados de los años noventa del siglo XX la Comisión
Gubelkian para la reestructuración de las ciencias sociales presidida por
Immanuel Wallerstein: Nosotros concordamos en que todos los estudiosos tienen
sus raíces en un ambiente social determinado y por lo tanto utilizan
inevitablemente presupuestos y prejuicios que interfieren con sus percepciones
e interpretaciones de la realidad social. En este sentido no puede haber ningún
estudioso “neutral”. También concordamos en que en una representación cuasi
fotográfica de la realidad social es imposible. Todos los datos son selecciones
de la realidad con base en las visiones del mundo o los modelos teóricos de la
época, filtrados por medio de las posiciones de grupos particulares en cada
época. En este sentido las bases de selección se constituyen históricamente y
siempre cambiarán inevitablemente a medida que cambie el mundo. Si lo que
entendemos por objetividad es la de los estudiosos perfectamente desapegados
que reproducen un mundo social exterior a ellos, entonces no creemos que tal
fenómeno exista. (1996: 99). De este modo, la realidad estudiada siempre ha
estado dominada por la propia realidad del investigador y su intencionalidad
particular a la hora de acercarse a ella. Este planteamiento lo han retomado
estudiosos contemporáneos defendiendo la idea de que, más que conocimiento
objetivo, “el compromiso será con el conocimiento de la diversidad social, las
transformaciones históricas y las particularidades culturales”. (Calhoun y
Wieviorka, 2013, 29). El reto que se desprende de este compromiso es el de cómo
resolver, a su paso, los problemas derivables al no poseer reglas fijas y
reconocer su incapacidad de abarcar y predecir las acciones humanas.
ACTIVIDAD 1 del 25 al 29 de enero Leer
detenida y responsablemente el texto
ACTIVIDAD 2 del 1 al 5 de febrero Buscar el
significado de las palabras en negrilla explicado en tus propias palabras.